Análisis: Heavy Rain. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para salvar a alguien a quien quieres?

Vives una vida tranquila labrada con esfuerzo y amor. Has llegado a un punto de plenitud en el que «el sueño americano» no es algo que ves a través de una pantalla o en los periódicos, sino que tu vida es algo que anhelan los de tu alrededor. Hasta que un día todo se trunca de forma que todo el castillo de naipes se desmorona como si fuesen migas de galleta. La sensación de estar bajo la lluvia con una chaqueta que debería abrigarte pero que está empapada sólo hace hundirte más. Las decisiones que tomes entonces podrán redimirte. Aunque puede que pierdas la vida en ello.

Con esta premisa David Cage, cabeza visible del estudio francés Quantic Dream nos lleva de nuevo a una forma poco convencional de tratar el videojuego con Heavy Rain, un juego lanzado originalmente en Playstation 3 y que apareció como remastered en Playstation 4; un título descendiente directo de lo que el llama «película interactiva» que ya nos asombró con la creación de Fahrenheit, lanzado con anterioridad en Playstation 2 y PC.

La primera vez que pudimos ver como estaban evolucionando las cosas por entonces fue con el video llamado «The Casting» que os dejo debajo de estas líneas. Al igual que con «KARA«, el video que nos mostraron para presentarnos «Detroit: Become Human«, David y su equipo querían impresionarnos como habían avanzado en el terreno del reconocimiento facial junto a la interpretación de actores especializados para recrear situaciones que transmitiesen emociones. Y vaya si lo consiguieron: la ovación tanto en el E3 de  2006 con «The Casting», como en el video de «KARA» de 2012, fue de los más hablado en foros y por parte de la prensa. Y es que para reflejar la obra que se traían entre manos era algo fundamental: elementos cinematográficos directos junto a la toma de decisiones por parte del jugador son el eje central de las experiencias que Quantic Dream entrega a los jugadores, en este caso con la historia de Ethan.

Arquitecto de profesión y padre de familia, Ethan vive una vida idílica: trabaja desde casa, la cual es enorme y tiene todas las comodidades, una mujer preciosa y unos hijos encantadores con los que comparte todo el tiempo que su trabajo le permite. Hasta que un día tranquilo en un centro comercial destroza su vida de un plumazo por un descuido.

La culpa de lo ocurrido, la separación y la soledad irrumpen en la vida de Ethan de un plumazo: toda una vida idílica ha quedado atrás por una desgracia que quizás se pudo haber evitado, pero los viajes en el tiempo en la vida real no están disponibles de momento.

Todo lo contado lo vivimos a través de la piel del propio protagonista junto a todo tipo de movimientos cotidianos a la vez como excepcionales. Levantarse, ducharse, cepillarse los dientes y vestirse para trabajar son movimientos habituales en nuestras vidas personales, entonces hacerlo con Ethan es algo que no resulta raro, sino más bien familiar. El observar su casa, entrar en las habitaciones, y poder tocar muchos de los rincones son si dudas elementos que han puesto a nuestra disposición para sentirnos con libertad dentro de nuestro papel. A la vez que vamos habituándonos a unos controles no tan habituales en el medio por su sencillez pero que dan vericidad a nuestros movimientos.

Si no prestamos atención al tiempo que llevamos jugando desde que conocemos a nuestro personaje, hasta que ocurre parte del leit motiv de la historia (que puede ser una hora), podríamos decir que Ethan es un personaje que podemos reconocer con facilidad, nos resulta alguien conocido, y parece que hemos jugado con el toda una vida. Algo que chocará en breve con el devenir de la historia.

La ciudad observa temerosa a través de los medios de comunicación de como por las calles anda un asesino en serie: el Asesino del Origami. Sus víctimas son niños que mueren ahogados por agua de lluvia, y los deja abandonados en cualquier lugar con la cara llena de barro, una figura de origami en la mano y una orquídea sobre el pecho.

Ethan en un momento de baja lucidez y casi perdida de consciencia vuelve a encontrarse ante una situación parecida a la ocurrida en aquel centro comercial que le llevó a perder su vida tal como la conocía, y en este caso la encrucijada es con este asesino. Aunque no estarán solos.

A parte de controlar a Ethan también controlaremos a Madison, una periodista en horas bajas, a Norman, un agente del FBI que se encuentra inmerso en la búsqueda del asesino y que tiene problemas con las drogas, y Scott, un investigador privado contratado por los familiares de las víctimas, tendrán relevancia en la historia y se irán alternando dentro del juego de manera sistemática para ir decidiendo por nuestra cuenta que acciones debemos tomar, y así nosotros los jugadores valorar quien es el asesino.

Y es que el devenir de los acontecimientos hará que nunca dejemos de elucubrar en quien puede ser el asesino, y sospecharemos de todos y cada uno de los personajes que hagan aparición: sin excepción.

Las tomas de decisiones mientras más nos imbuyamos en la historia serán más drásticas, en ocasiones equivocarse será algo fatal, y en otras cambiará el rumbo de la historia. Pero donde gana es en las pruebas a las que nos somete el juego, en las que algunas nos pondrá la piel de gallina, o incluso hará que dejemos de mirar la pantalla por la dureza de las imágenes. Y no es que nunca hayamos visto algo similar en el cine o incluso en el videojuego, sino que el grado de simbiosis entre el jugador y el personaje es tal que sentimos lo que ocurren a nuestros personajes. Por tanto, según como hagamos las cosas, o el grado de implicación que tengamos con los protagonistas, cada persona veremos la primera vez un final distinto entre los 17 que hay en el juego.

La dramatización de la toma de decisiones no puede ser enfocada como algo primordial, sino como un elemento más fundamental como es el trabajo escénico junto a la fotografía buscada con mimo, un lujo de detalles por lo excepcional y lo cotidiano, por lo real y lo que se puede considerar como paranoia.

A todo esto se le suma un grupo de actores de doblaje magnífico, en los que destacan voces en español como las de Tito Valverde o la de Michelle Jenner, que si me permitís la puntualización, supera las originales en inglés, además de un trabajo sonoro excepcional y absorbente de Normand Cobeil, quien también trabajo en Fahrenheit y Beyond: Two Souls, obra que no pudo acabar a causa de un cáncer de páncreas que acabó con su vida.

¿Serías capaz de hacer lo que fuera por salvar a quien quieres?, es la pregunta que te estampa este juego en tu mente. Un juego que hará que otros que no disfrutan el videojuego puedan disfrutar viendo que es el que ocurre con sus personajes, que pedirán ver otros finales distintos para observar que podría haber ocurrido si se hubiese actuado de otra forma, ya sea mejor o peor. Un juego que te hará agarrar el mando con fuerza, que te hará desviar la mirada, un juego que te hará dudar de que decisión es la correcta.

Un título que muestra que un videojuego más adulto es posible, pese a que se lleve ciertos elementos habituales pero que mantiene lo intocable. Por que alguien tiene que hacer algo más que pegar saltos y espadazos de un lado para otro. Y es la sensación de vivir una historia con tu propio peso.

¿Acaso no te parece suficiente?