Tenía 16 años cuando descubrí éste juego por primera vez, por aquella época hacía unos 2 años que terminé de acompañar al “Señor Frodo” a tirar el anillo en una épica aventura que duró 3 años y alrededor de un año después a eso vi como llegaba a su fin la Guerra de la Lanza, que tras risas, lágrimas y minutos de asombro, devoré en cuestión de días. Tras meses arrastrándome por las hojas de La Comunidad del Anillo — sé que es para matarme pero es un error que enmendé, aunque hace demasiado poco — dejé el libro, me rendí, me daba cuenta de que no tenía ganas de ver a través de los ojos de otro, ni que me contasen la historia de alguien increíble, ¡quería hacer cosas épicas, manejar poderes increíbles y salvar al mundo!
Para todo aquel que no conozca el juego, Baldur’s Gate II: Shadows of Amn es la segunda entrega de la saga Baldur’s Gate (como el propio nombre indica), desarrollado por BioWare y publicado por el estudio Black Isle que era una división de Interplay Entertainment, fundada por Brian Fargo, éste tío:
En concreto Brian Fargo y Black Isle fueron los creadores de una de las sagas más importante del género, Fallout, para que os hagáis una idea.
La saga Baldur’s Gate se desarrolla en Reinos Olvidados, una ambientación creada por Ed Greenwood que más tarde vendió a Dungeons & Dragons, un mundo de fantasía forjado en el género de espada y brujería lleno de monstruos, magia, amenazas sobrenaturales, dioses de todo tipo y un elenco de personajes míticos del que muchos habréis oído hablar como Drizzt o Elminster.
Hecha la introducción al juego, os podéis imaginar lo que significó para mí éste descubrimiento. Alucinando, casi poseído, consigo el juego a toda costa y lo instalo pero nada me podía preparar para lo que iba a encontrar en éste juego.
Tras arrancarlo y ver por primera vez el vídeo de presentación me reciben trompetas y el coro que forman el tema de música principal del juego, al darle a nueva partida saltas a la pantalla de creación de personaje.
Raza, clase, habilidades, un mundo nuevo y completamente desconocido; tiempo después supe que todo ésto venía de un juego de rol de mesa y me hice un experto en él, pero en aquel momento el sinfín de posibilidades que veía era abrumador. Me llevé dos horas leyendo y explorando las diferentes razas, clases, habilidades y sus posibles combinaciones. Cuando terminé, exhausto por la cantidad de información, me fui a la cama. Por la noche recuerdo estar planificando el personaje en sueños y levantarme horas antes de ir a clase para crearlo, el chillido que pegó mi madre al levantarse y verme jugando fue menudo.
Durante las horas de clase seguía dándole vueltas al personaje, lo que más me costó fue el nombre—como siempre me pasa. Al llegar a casa y rehacer el personaje mientras “hacía los deberes” comencé el juego por primera vez; había acabado el proceso de creación y ya sólo tenía que terminar el juego, todas las decisiones ya estaban tomadas… nada más lejos de la realidad.
Tu personaje es un hijo de Bhaal, el Señor (dios) del Asesinato, Bhaal predijo su propia muerte durante la Era de los Trastornos (período durante el cual los dioses fueron obligados a tomar forma humana) así que descendió previamente y engendró unos pocos de hijos para usarlos como material para su resurrección. Durante tus aventuras previas derrotaste a tu hermano que buscaba convertirse en el nuevo Señor del Asesinato, pero hubo algunos que sospechaban de que compartías su mismo legado así que decidiste marcharte. Una noche, entre el silencio y la niebla unas criaturas te capturaron y encerraron. Y durante mucho tiempo tu captor, Irenicus, estuvo haciendo pruebas horribles contigo.
Presentado el villano principal, Irenicus, encuentras supuestos amigos tuyos de aventuras pasadas, algo sobre un padre adoptivo y la zona donde creciste Candelero. Todo ésto era impresionante, pero lo mejor eran las decisiones.
Actualmente las publicadoras de videojuegos publicitan como en su juego la toma de decisiones es algo vital y puedes ejercer cambios significativos sobre el mundo de manera permanente alterando el curso de la historia alrededor del personaje, es una estrategia de venta más, pero en aquel momento era algo nuevo para mi. Baldur’s Gate II es un juego con decisiones mayormente superfluas; hay otros juegos del género mucho más sutiles y con consecuencias más marcadas, como Fallout donde hablar demasiado puede significar la muerte de tus compañeros del Refugio, o de otros géneros, como Maniac Mansion donde has perdido y te enteras dos horas más tarde. Aun así puede pasarte como a mí, dejarte atrás a uno de los principales compañeros porque no has visto la llave que estaba en la mesa o robarle a alguien en la plaza de la ciudad y que todo el mundo se vuelva hostil contra tí teniendo que arrasar con la zona (dejando tu reputación por los suelos); ni tu compañera vuelve a aparecer — aunque la puedes invocar en la expansión y ella te atacará por haberla dejado tirada — ni la plaza de la ciudad vuelve a estar habitada.
Recopilando: una miríada de personajes posibles, una cantidad ingente de decisiones a tomar — algunas de ellas dependen del personaje que lleves — y una historia de proporciones épicas (literalmente). Todo eso junto a un buen doblaje y un guión bien escrito hace que sea un viaje increíble para todo el que se atreva con él.
Para ilustrar lo dicho os voy a contar una de mis misiones favoritas del juego. Comienza en el Distrito del Templo, uno de los ocho distritos en los que se divide la ciudad principal Athkatla, un creyente de el Culto del Ojo Ciego — un culto nuevo — está publicitando sus creencias en la parte central y hay muchos ciudadanos escuchando. Tras el discurso, se te acerca el representante de uno de los templos oficiales de la ciudad, un clérigo de Helm — el dios que todo lo ve — te lleva hasta su templo y el sumo sacerdote te cuenta cómo el nuevo culto es una aberración para su dios por que les pide a sus allegados que se saquen los ojos, algo que ellos condenan (la pérdida de visión), y te ofrecen una suculenta recompensa por encargarte de éste culto. Si indagando un poco, te enteras de que son la religión más afectada por éste nuevo culto y al parecer han perdido bastantes feligreses.
Sea por la recompensa, tus ganas de ayudar a los demás, tus creencias o una combinación de éstas, te internas en las cloacas — lugar donde se reúne el Culto del Ojo Ciego — dispuesto a lo que sea. Una vez encuentras el lugar donde se reúnen (lugar bien guardado, sospechoso) pides unirte a la congregación, pero no quieres perder tus ojos — ouch — y el culto precisa de personas como tu y tus compañeros para encargarse de cierta tarea, quieren que recuperes un artefacto de la congregación perdido hace bastante tiempo.
Quieres enterarte de lo que realmente pasa aquí — y no quieres que pase como en la plaza de la ciudad tras el robo — así que decides aceptar la propuesta. Te internas más aún en las cloacas y llegas a partes antiguas, una ciudad bajo la ciudad y llegas a una capilla, rodeada por humanos enfermos y en un estado horrible, hombres, mujeres y niños. Ellos te dicen cómo llevan muuucho tiempo esperando, pero ya no recuerdan el qué o por qué pero odian su existencia, su dios y no pueden irse, te previenen sobre la capilla, cómo no debes entrar pues allí habita un mal horrible. Tras un rato y sin nada más que explorar, te internas en la capilla.
Dentro te recibe un demonio enorme que sólo dice: “odio, hay tanto odio…”; tras cinco minutos de combate queda patente que no puedes vencerlo, tus compañeros y tú estáis malheridos y el demonio nunca termina de caer. Finalmente algo encaja en tu cabeza y lanzas al demonio, llamado Manifestación Empática, un conjuro de curación. La criatura cae inerte al suelo y desaparecer, quedando un hombre resplandeciente en su lugar.
Te cuenta que es el fragmento de un dios, un dios antiguo y ya olvidado, y los que están fuera son sus feligreses que tras miles de años empezaron a resentir la elección que tomaron y eso lo transformó en el demonio. Tienen la misión de guardar una parte de un poderoso artefacto de las garras de un malvado ser, dicha criatura es la que ha formado el Culto del Ojo Ciego.
El dios olvidado te pide que te lleves el artefacto que con los milenios ha perdido gran parte de su poder — de esa forma él y sus creyentes podrán descansar tras milenios de guardia y ascender a los cielos. Te cuenta dónde está la otra parte del artefacto y que puedes utilizarlo para vencer a la criatura.
El futuro del antiguo dios y sus feligreses, la congregación de sectarios engañados por la criatura maligna, el monstruo que los ha engañado, el templo que te envía de manera egoísta a eliminar su competencia y las pobres almas de la ciudad quedan en manos del hijo de Bhaal, tú.
Baldur’s Gate 2: Shadows of Amn fue uno de los juegos que más me marcó durante la adolescencia y más veces he jugado. A partir de él descubrí un montón de juegos del estilo pero con sutiles diferencias que los hacía únicos. Ciertamente son juegos que requieren un trabajo adicional, los cuales recompensan con una mayor involucración en el juego. Recomiendo a todo el mundo jugarlo alguna vez o rehacerlo, ésta oportunidad para dar una vuelta por el mundo del juego ha sido genial. Gracias a Ivelias Zero, Cabesa Freeman y a tí por llegar hasta aquí.
OntaroEmilio Jiménez, informático reformado. Ladrón de conjuros de nivel 16 en El Regreso al Templo del Mal Elemental, old dragon master, Hijo de Bhaal y, por encima de todo, sin pistas. Usuario de la «Master Race» con pequeñas caídas a PS4.
The Past is Now Blog 
Os odio. Ahora me han dado ganas de jugarlo y no tengo tiempo casi de comer tranquilo. Así no, eh… así no… 🙂
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Yeah! Además la versión mejorada tiene contenido nuevo y mejora la jugabilidad. Es muy recomendable echarle un vistazo.
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Forgotten realms no es espada brujería, es high fantasy.😭😭😭😭
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