Cuando CAPCOM lanzó The Punisher (El Castigador para los hispanohablantes) en los arcades allá por 1993 tenía ya una formula muy trabajada a través del género beat em’ up que tan buen resultado les dio con títulos sobradamente conocidos como Final Fight o Cadillacs & Dinosaurs. Aunque en esta ocasión los métodos y la jugabilidad van un poco más allá con un juego de una franquicia potente, y lo que es más importante: cargada de acción y violencia. Más adelante sacarían una versión para SEGA Mega Drive que si bien no está a la altura del arcade no desmerece ser nombrada, gracias a este cartucho pudimos disfrutar del juego de recreativa en casa que tanto se jactaba la compañía del erizo con el eslogan «la experiencia arcade en casa».
Cabesa Freeman
Tengo que decir que este juego no lo conocí en recreativa. No lo jugaría hasta que en 1998 mi amigo Peperro Belmont, me instalase en el flamante pentium 100 que teníamos en casa un emulador para pc llamado «Callus» que abriría una magnífica puerta en mi mundo videojueguil que llegará hasta el día de hoy, donde la emulación ha pasado a formar parte de mi vida sin lugar a dudas.
Combinando con carreras en «micromachines» o con batallas interestelares en Stacraft, el mundo de las recreativas llegaba a mi con algo tan simple con un doble click. No fue hasta este momento que vi, en plena sed de completar beat’em ups, un juego sobre Punisher que al ponerlo y probarlo pasaría directamente en una de mis recreativas favoritas.

Magníficos gráficos con colores dignos de cualquier cómic de Punisher o de una serie animada (de dibujitos vaya) con sprites grandes, llamativos y muy dinámicos. Destacaría como punto fuerte, además de que a Nick Fury no le entra el humo en el ojo, el hecho de que es posible agarrar cualquier cosa para lanzar a un enemigo, e incluso puede agarrarse a un enemigo directamente del suelo para lanzarlo contra contra otro diferente.
Tanto banda sonora como efectos aprueban con nota, los enfrentamientos están medidos y los bosses tienen buenas mecánicas. En determinadas partes del juego, nuestros protagonistas sacaran pistolas y podrán liarse a tiros con todo el que se meneé alrededor de ellos, fijate bien en este punto porque será contra algunos enemigos en concreto que además, combinaran en algunos momentos en la pantalla y puede ser una buena baza para acabar con todo el mundo.

No permitáis que Kingpin, el rey del hampa se salga con la suya! ¡Dadle duro!
Ivelias Zero
Mis recuerdos con esta máquina no se estrechan sólo en las vivencias de dar mamporros y disparos a los mafiosos y demás maleantes que fuesen apareciendo por pantalla.
Las ocasiones que pude jugar a esta recreativa están fuertemente entrelazados con los almuerzos domingueros en un barrio cercano de donde vivían mis abuelos paternos, en un bar que recuerdo a la perfección donde se encuentra pero que no logro acordarme del nombre. Lo que sí recuerdo es que ahí fue donde jugaba cada fin de semana a juegos como Aero Fighters, Metal Slug, o en un local de enfrente a Samurai Showdown II, todos títulos de incalculable valor en los recuerdos de aquellos que tuvieron la suerte de machacarlos en aquellos adorados muebles.
En un despliegue de absoluta violencia, Frank Castle, nuestro querido Castigador, emplea todo arma susceptible de ser agarrada y machacada en la mejilla del oponente como bates de baseball, tuberías (mítico), shurikens o machetes, a la vez que también podemos encontrar armas de fuego repartidas a lo largo de los niveles. Y no olvidemos los golpes a puño limpio, las llaves y demás ataques cuerpo a cuerpo inevitables en este tipo de juegos.
Todo esto está muy bien, pero la implementación de un compañero como Nick Fury para repartir sopapos hasta el final es algo que no es para tomarse a la ligera: es uno de los componentes más importantes. La lucha codo con codo frente a esa pantalla CRT se antojan inevitables, un añadido que alimenta un juego ya de por sí magnífico que si bien no es perfecto e incluso facilón para los más ávidos a los mandos del joystick, no deja de ser un título recomendable para todos los amantes de los arcades y los videojuegos cooperativos.