Cuando los chicos de The Past is Now se pusieron en contacto conmigo, me dieron una serie de pautas e indicaciones sobre la línea editorial que el blog sigue con los colaboradores. Una de esas indicaciones versaba sobre la temática a seguir en los artículos, reservando el tercero de ellos a alguna banda sonora de relevancia en el mundo del videojuego. Ni que decir tiene, como imagino que Cabesa e Ivelias ya sospechaban, que me voy a pasar esas indicaciones por el forro de la carátula del Sonic de Master System y voy a escribir de otro asunto.

Y es que no podía dejar pasar esta oportunidad para hablar de un tema que me llevaba martilleando en la cabeza durante un tiempo: El click. ¿Qué es el click? Os preguntareis, seguramente. Hay cosas que para explicarlas lo mejor es ilustrarlas, y es justo lo que haremos a continuación.

Antes de Tyrian, y por supuesto, mucho antes de Red Alert 2 (véanse los artículos anteriores) hubo un enorme y pesado MSX.  A ese MSX le precedió, poco tiempo después, un Spectrum ZX de 48k (flípalo con la potencia bruta) conectado a una tele Erbe de 14” en blanco y negro. Un Spectrum al que además le fallaba la letra “i”; un fallo que no impedía teclear el famoso «load” que daba inicio a la magia.

goody spectrum

Fue en ese maremágnum de escala de grises donde descubrí un juego que cambiaría, para siempre, mi concepción del entretenimiento. El juego era Goody, lanzado por Opera Soft en 1988 (antes de ayer, vaya). Ese juego me mostró un mundo que para mí era desconocido. Los juegos no tenían por qué ser pantallas planas donde pequeños sprites en forma de navecitas iban cayendo con un ritmo preestablecido (recordad que yo venía de un MSX) si no que era posible crear un mundo completo donde movernos con libertad, donde era posible explorar, coger llaves, resolver pequeños puzles… algo donde pasar horas de diversión a la par que pensar el camino que mejor nos venía para finalizar el juego. Fue entonces cuando ocurrió. En aquella primera partida al fabuloso Goody el “click” surgió; ese momento donde supe, sin género de duda, que aquel incipiente mercado de los videojuegos y yo iríamos para siempre de la mano. Que aquello no sería un simple juguete más, que con el tiempo caería en olvido y que de adulto me avergonzaría de haber tenido, sino que, sin importar el tiempo que pasara, los videojuegos y yo seriamos compañeros de viaje para el resto de la vida.

 

Y aquí estamos, treinta años después, siendo un adulto “responsable” y padre de familia, con ese “click” intacto y aun matando marcianitos. Gracias, Goody por aquella ventana a un nuevo mundo.

Y tú, ¿sentiste el “click”? Si es así, ¿con qué juego? Estaré encantado de conocer tu opinión. Un saludo, de este, vuestro humilde servidor, William C. Rilley.

william c riley

 

William C. Rilley es el pseudónimo tras el que se esconde José Pérez Montero. Un sevillano de 38 años, marido, padre, osteópata de profesión y escritor de vocación. Entre varios relatos publicados, destaca el guión del cortometraje “El Farol”, estrenado en cine en el 2009. Actualmente escribe en el blog Sobre lecho blanco curvas negras.

3 comentarios sobre “«El click» Por William C. Rilley

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