Chiki Chiki Boys o Mega Twins (según el territorio) es un título lanzado en el lejano 1990 para los arcades en el famoso soporte CPS-1 de la compañía CAPCOM, además de conversiones para consolas para uso y disfrute de poseedores de una SEGA Mega Drive o Pc-Engine, siendo estas conversiones inferiores a la versión para salones por motivos obvios. Aunque no fue uno de los títulos que más fama tuvieron por entonces, si que se quedó grabado en la retina de todos los que pasaron por sus mandos.
Ivelias Zero
La primera vez que vi este juego creo que fue donde vi otros tantos a lo largo de mi infancia: en el salón recreativo de la barriada de San Diego (Sevilla), un salón que no solía frecuentar mucho por ser un lugar concurrido por gente chunga y «pasajuegos» de poca monta que me sacaban mínimo un lustro. Aún con todo esto, era el local con más máquinas de los alrededores, pudiendo tener unas 15-20 máquinas operativas, en las cuales cambiaban los juegos continuamente, siendo este el motivo por el que conocí muchos arcades tan solo de pasar por al lado o mirar como alguien se pasaba tal o cual juego.
No fue así con Chiki Chiki Boys, el cual me enamoró a primera vista por un diseño preciosista en el que los colores vivos destacan por encima de todo. A esto le añadimos una jugabilidad sencilla pero, que exige andarse con mil ojos y conseguir el mayor número de puntos y power ups a riesgo de dejarnos la vida en el camino. Una de las particularidades que más me llamó la atención en su día fue la elección de nivel al comienzo del juego, pudiendo elegir entre el bosque, el cielo o el mar, aportando cada una diferencias en las mecánicas por el condicionante del entorno: pudiendo en el cielo volar con un gorro estrafalario o bucear bajo el mar en el nivel acuático.
Aunque ahora volviéndolo a jugar de nuevo pasados unos años me ha resultado al principio un poco chocante e incluso demasiado sencillo, a poco que comienzas acabas metiendo de lleno en el mundo que proponen, saltando y trepando mientras no paras de machacar el botón de ataque para acabar con los enemigos que no paran de aparecer sin cesar, además de ser un juego muy polifacético por las diferencias jugables entre un mapa u otro.
Sin duda el mayor aporte que tiene el juego es poder disfrutarlo mano a mano con un amig@, en el que debes apoyarte al 100% para poder acabar el juego de manera satisfactoria sin tener que malgastar créditos innecesarios cada 2 o 3 minutos, y aún más en los jefes, que aunque no son difíciles, si que debes atacar con más tranquilidad a diferencia que en el resto del juego, algo que debes controlar por que el ritmo del juego general no es así.
Al igual que he hecho que mi amigo Cabesa juegue conmigo a este juego, insto a todos que lo probéis en su versión arcade por ser la más completa, además de ser un juego no demasiado largo ni exigente. ¡Se disfruta sin más!
Cabesa Freeman
He de decir antes de empezar con todo que, pese a que he tenido diferentes versiones de este juego y que lo vi en la época en diferentes máquinas recreativas, nunca lo jugué completo, es más, nunca le di una oportunidad…
A priori no me gustó mucho, lo empecé a jugar porque me encantan los dobles y los juegos y siempre, tocar una pieza clásica me fascina, en serio, sea cual sea. Además, claro, mi compañero me ha dicho en más de una ocasión que deberíamos jugarlo y esas oportunidades no suelo dejarlas pasar.
La primera fase me iba gustando cada vez menos y, pese a que estaba disfrutando, no conseguía ver ese juego tan grande que en ocasiones me han contado que es Mega Twins e incluso empecé a entender porque, durante todos estos años y pese a las versiones del juego que han pasado por mis manos, no lo había completado anteriormente.
Siendo sincero, considero que es un juego sencillo con las fases más tópicas o típicas que podemos encontrar en un juego arcade: muñecote cabezón con una espada que supera niveles de scroll horizontal y vertical a pie, bajo el agua o en las alturas.
Precisamente creo que esa sencillez que a priori puede jugar en su contra en la descripción del juego, trabajado en una consecución de niveles y enemigos que son muy diferentes entre unos y otros hacen que el juego tenga un ritmo muy bueno y no caiga en el aburrimiento. Esa «compleja sencillez» unido a que los jefes finales son muy pintorescos, hacen que la mecánica del juego me haya encantado.
Como en muchos juegos de este tipo, la historia no tiene nada del otro mundo y el apartado sonoro es bastante decente pese a que no me sorprendió como otros juegos de CAPCOM. Eso sí, la jugabilidad es buena y esto, es lo que al final lleva a la gloria a este título y además es lo que me hace recomendarlo. Si no lo habéis jugado, hacedlo, disfrutad del pintoresco escenario y de los diversos mapas y enemigos que te irás encontrando y si puedes, hazlo con un compañero y dadle duro.
¡¡¡Nos vemos pronto!!!