Análisis: Tetris. La «droga» rusa para Game Boy

Era muy temprano para que un niño de unos 6 años se despertase a las 7 de la mañana, pero desde mi habitación podía verse como empezaba a amanecer. Como muchos años había escrito la carta a los Reyes Magos con muchas cosas, de las cuales elegirían con mucho cuidado y mimo para contentarme sin dejarse atrás a mis hermanos.

No era la primera vez que pedía una Game Boy por Reyes, pero esperaba que esas navidades del 94 por fin fuese cuando apareciese. Me fui al salón despacio y casi a oscuras, y vi que ya estaban los regalos puestos en el rincón donde siempre lo dejaban. Por supuesto las copitas de anís estaban vacías y las de leche… pues no la habían tocado. Había algunos regalos que tenían escrito mi nombre, pero ninguno era especialmente grande (se descartaba de nuevo que quizás cayese una Mega Drive), pero me fui directo a una caja no muy ancha y rectangular. Cuando rasgué el papel de regalo se me abrieron los ojos como platos: era un pack de Game Boy junto a Super Mario Land. y la versión del famoso juego de puzzles Tetris.

Abrí la caja, enchufe dos pares de pilas, encendí la lámpara del salón y estuve jugando en silencio hasta las 9 que se despertaron mis padres, tenía un enganche tan profundo que casi ni quería bajar a la calle, pero al poco caí que era una consola portátil, y como tal, pues podía seguir viciando abajo con los amigos, estaba fuera de sí, en una rutina brutal dentro del juego buscando líneas imposibles para que nunca acabasen las partidas.

No era la primera vez que jugaba a Tetris : tenía varias máquinas de pantalla LCD con este juego y con algunas variantes que me hacían perder la noción del tiempo durante tardes tumbado en el sofá, además de la versión para NES que nunca me convenció del todo por su aspecto, pero que también sin duda se llevó a lo largo de los años su ración de horas con merienda incluida.

Cuando Alekséi Pázhitnov creó este juego en la fría Unión Soviética en 1984 jamás pensó que provocaría toda esta locura. Famosas son todas las historias alrededor de su creación, distribución y la difícil tarea de poder acreditar que la obra era suya, y para ello hasta tuvo que marcharse de su propio país mucho más adelante y poder fundar una empresa que gestionase todo lo relacionado con Tetris.

Y es que no es un juego cualquiera: es el título más vendido de la historia con la mareante cifra de 170 millones entre todas sus versiones que se pueden constatar, es el videojuego con más versiones diferentes, estando disponible para casi cualquier videoconsola, sistema operativo o smartphone, incluyendo otro tipo de dispositivos alejados de una simple máquina de juegos. El poder que tiene este juego de puzzles está fuera de dudas, y en su momento Nintendo lo tuvo claro tomando la decisión de incluir la consola con este juego en su lanzamiento, desatando una locura irrepetible en la corta historia del videojuego.

Para esta versión concreta y quizás las más especial de todas por lo que marcó a millones de jugadores, se incorporó 2 modos de juegos distinto, siendo el primero el habitual en el que podemos elegir entre 9 dificultades diferentes para iniciar la partida, y el segundo con 6 variantes diferentes en el que la pantalla ya dispone de algunas «casillas» ocupadas, y que debemos afrontar impunemente realizando 25 líneas sin sucumbir ante  la incesante caída de piezas, capaz de derretir el cerebro de los más avezados jugadores. Y además el modo para dos jugadores gracias al famoso Cable Link, aquel cable que también usabas para jugar a Pokémon y que tantas batallas en la entradas de los bloques de pisos nos dio en todos los juegos que teníamos a nuestra disposición (y que tuviésemos dos cartuchos en el grupito de amigos de turno)

Una de las señas de identidad del juego es sin duda su canción: cualquier mortal es capaz de identificar la famosa melodía que hoy sabemos que es una canción típica rusa llamada Korobéiniki, pero que para todos va a ser para siempre «la canción del Tetris». Además esta versión portátil dispone de otros dos temas no tan famosos, pero que igual facilitan la simbiosis cerebro-piezas al ser canciones alegres, aunque nuestra favorita siempre será la original, que en el caso de la versión de Game Boy se escucha de maravilla, demostrando que la gran portátil de Nintendo tenía poderío sonoro para dar el callo durante años.

Y lo más importante de todo, es que el juego se mantiene intacto respecto a la fácil adicción instantánea que provoca, como si todo el mundo tuviese grabado en su ADN como funciona Tetris a los pocos segundos, embaucando hoy y para siempre a las nuevas generaciones de jugadores y visitantes ocasionales de los reinos de lluvias de tetrominos.

¿Que puedo decir de un juego que invadió mi casa y embaucó por donde pasaba? ¿que puedo decir de un juego que ya sólo las cifras hablan por si solas? Pues que no olvides echar una partida de vez en cuando y si hace mucho que no juegas, busca en cualquier plataforma que tengas, cuando te des cuenta llevarás más de una hora jugando sin parar. Y sabes que no es la primera vez que te pasa. Esa es la magia de Tetris.