Debo confesar que el Pato Donald ha sido desde siempre mi personaje de Disney favorito, y aunque hay bastantes pelis, cortos y series donde aparece, no es así en el mundo del videojuego donde aparece en pocos, y cuanto menos como protagonista.
En el 91, y yo aún sólo con una NES y sin tener ni idea que era una Mega Drive, salió para maravillarnos a todos a lo largo del tiempo el susodicho Quackshot, el juego desarrollado por el mismísimo AM7 y capitaneado por la diseñadora Emirin, quien también fue la encargada de otros juegos de Disney producidos por SEGA.
El juego nada más comenzar nos cuenta como Donald en una de sus visitas al Tio Gilito encuentra un libro titulado «El Gran Pato-Tesoro del Rey Garuzia» en el que habla que guardo su más preciado tesoro en algún lugar del mundo junto con algunas pistas y un mapa para seguirlas. Con todo esto Donald recoge a sus tres sobrinos Jorgito, Jaimito y Juanito, se montan en una avioneta entre reprimendas de Daisy por dejarla plantada en una cita, la cual exige una compensación y nuestro querido amigo se dispone a conseguirla encontrando este gran tesoro. «Fortuna y gloria muchacho, fortuna y gloria».
Vestido como si de Indiana Jones se tratase, Donald tendrá que buscar en distintos lugares del mapa como Duckburg, México, Transylvania y posteriormente en Egipto, Maharajah, el Polo Sur, un Barco Vikingo y otros dos niveles finales. Y digo posteriormente por que al principio sólo podremos acceder a esos tres lugares, recabar pistas, y continuar en otros niveles que se van desbloqueando.
El juego es el típico plataformas con la particularidad de que Donald tendrá una pistola que dispara desatascadores de arma principal, además otra que dispara pompas de chicles y otra que dispara maíz como una escopeta. ¡Ah!, y unas guindillas que hay repartidas por algunos niveles que harán que nuestro pato comience a correr sin cesar como un auténtico loco. Poco a poco iremos consiguiendo estos objetos que nos abrirán los siguientes niveles además de añadir estas armas a nuestro inventario o incluso mejoras que nos servirán para avanzar por según que niveles. La exploración al fin y al cabo es uno de los principales motivos de la aventura y es gran parte de la diversión del juego, y puede que te ponga en algún que otro apuro andar de un nivel a otro, pero nada que uno no llegue a sacar conclusiones por descarte.
El juego en todos sus apartados es magnífico: en el gráfico hablamos de casi techo técnico con unos escenarios asombrosos en los que el uso del color es acertado al milímetro y en más de una ocasión te quedarás embelesado por estos. Los personajes también están muy detallados y si nos fijamos en Donald en concreto, todos sus movimientos están realizados con muchísimo mimo y cuidado, dando una fluidez brutal pocas veces vista en la máquina de 16-Bit de SEGA. Los temas creados por Shigenori Kamiya, (compositor que trabajó en toda la saga de juegos de Disney en SEGA), son de una factura espectacular, realizando distintos temas incluso para distintas partes del mismo nivel, todo un detallazo y mucho trabajo por su parte para que este apartado estuviera en lo más alto.
Volviendo al tema del in-game en sí mismo, Donald se mueve a placer de nuestro control con unos movimientos realizados a la perfección y que hacen que sea todo muy intuitivo al respecto. El hecho de poder correr y disparar mientras saltas es algo que pocos juegos han realizado tan bien durante esa época, y es digno de todos los elogios del mundo.
Como último apunte recalcar que el juego tiene muchísimos guiños al personaje de la unión Lucas/Spielberg, Indiana Jones, no sólo por el traje que lleva nuestro pato, sino por escenas directamente sacadas del film como la parte que Donald se monta en una vagoneta, o la lucha contra el jefe final por citar alguno y no destriparlos todos para que vosotros mismos podáis descubrirlos mientras jugáis.
En definitiva estamos ante uno de los juegos más especiales de Mega Drive, que no es decir ninguna tontería, un juego plataformero muy divertido y que en pocas horas podéis pasaros, pero que podréis volver a hacerlo una y otra vez por su divertido planteamiento «no-lineal» y speedrunero. «¡Debería estar en un museo!»
The Past is Now Blog 
Poco menos que un placer orgásmico para los amantes del género, y que probablemente todos los que tuvimos la fortuna de jugarlo en su día recordamos con cariño.
Muy, muy divertido, y fácilmente recomendable.
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Es uno de mis favoritos de Mega Drive, e incluso para mí está por encima de Castle of Illusion, aunque como digo, es una opinión muy personal.
En su momento no pude jugarlo ya que no tuve Mega Drive, y las pocas veces que pude jugar en una era en casa de algún familiar o vecino, pero si que todo el mundo que conozco que lo jugó en su momento lo recuerda como un juego de los grandes: que lo es.
Un saludo José Andrés!
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El cariño que le tengo a este juego es superlativo! después de viciarme como un loco al Lucky Dime Caper en Game Gear, soñaba con este Quackshot y, cuando por fin le puse la mano encima no me decepcionó. Nostalgia en estado puro y un pedacito de mi vida jugona… ains… ;’)
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A Lucky Dime Caper lo jugué en Master System en casa de un primo de mi primo (así, tal cual). A los años me lo pillé en perfecto estado y aún no le ha tocado su turno de pasármelo ahora con los años.
Y de este Quackshot, en el análisis lo lleno de halagos y buenas palabras, y pocas son para todo lo que se hace querer este título.
Un saludo FZero!
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