El año 1992 fue un año especial por muchas cosas (sin contar con la Expo ’92), TechnoSoft daría un golpe en la mesa del que todavía corren los ríos de tinta. Es el año en el que se lanzo el máximo exponente en lo que a shoot em’ ups se refiere en la consola de 16-Bit de SEGA, nada más y nada menos que Thunder Force IV.
Nada más poner el cartucho comienza el frenesí: un temazo en clave metalera nos da la bienvenida con la nave que vamos a manejar dando piruetas a toda velocidad tras el letrero de Thunder Force nos sirve para ir poniéndonos a tino. Ni historia ni nada de eso, como si nos ponen por delante en Zero Wing, aquí vamos al lío del tirón.
En cuanto empezamos el juego nos dan a elegir el orden de los 4 primeros niveles, dándole así un toque un poco más táctico, aunque no es el único juego que ofrece esta posibilidad, si que es curiosa y puede dar un poco de carrerilla para quien se le atragante el principio o los menos expertos sobre la materia. Pasados estos 4 niveles comienza el verdadero desafío: 6 niveles sucesivos de puro infierno, dolor y destrucción que deberemos atravesar con nuestra nave la cual morirá de un solo golpe y que doblegará a cualquier jugador con poca paciencia; la perseverancia, y el temple junto a la adrenalina asesina serán nuestros únicos aliados ante los muchísimos jefes que deberemos enfrentar y las decenas de enemigos en pantalla que dispararán a matar sin ningún tipo de escrúpulo ni contemplación.
Para esta vorágine de muerte en forma de scroll horizontal tendremos componentes típicos del género: dispondremos de 2 naves auxiliares alrededor nuestra para protegernos y con potencia de fuego, la posibilidad de cambiar la velocidad de la nave a nuestro antojo entre 4 velocidades según las exigencias del guión, y varias armas a elegir (en este caso 5) que podremos ir mejorando con Power-Ups y que son estrictamente necesarios para acabar con los jefes y avanzar en los niveles del juego más altos; perderlos tras la muerte en estos abocan a un Game Over casi seguro.
Todo el juego está impregnado en ese aroma de la época de los juegos de naves: música metalera y naves con formas estrambóticas, muchos cables y biomecánica, pero en el caso de este título el juego destaca por ser muy superior a nivel técnico. El juego parece más un título para máquinas arcade que para una consola doméstica. La velocidad, la cantidad de sprites en pantalla junto a un estilo muy marcado por el detalle, bosses enormes, un uso del color magnífico hacía dudar en la época que aquello fuese real junto a efecto niebla y velocidad por el espacio en algunos niveles. Eso sí, es justo decir que en algunas ocasiones la consola se resiente y bajan los FPS, aunque en según que casos es hasta de agradecer y forma parte de la jugabilidad.
La nave responde a las mil maravillas pasado el trauma inicial de lo difícil del título. Es fácil concentrarse a pesar de estar ante tanta nave disparando o directamente inmolándose contra ti a toda velocidad en cantidades ingentes, eso junto a que se ralentiza el juego por la bajada de FPS que menciono, genera un estado de ansiedad y adrenalina exagerados que te harán gritar como si de un orgasmo se tratase en cuanto acaben estos ataques indiscriminados. Aunque no duran mucho estas alegrías, ¡el enemigo no da tregua!
La música es para hacer un artículo a parte: de hecho recientemente hablé de una versión que hicieron los japoneses Live House S.S.H del tema inicial Lightning Strikes Again y Metal Squad. Hay además muchas versiones en metal de sus canciones que podéis encontrar a través de Youtube, os recomiendo dar una vuelta.
Dificultad endiablada y extenuante pero placentero a rabiar. Un juego tan maravillosamente rematado que deja con la boca abierta. Uno de los mejores exponentes del género, y la obra máxima de una ya difunta TechnoSoft que parió este título para que las generaciones que quedasen por venir supiesen quien había realizado un trabajo prodigioso. Un título obligatorio para cualquier amante de los videojuegos y que sólo los más hábiles podréis terminar, y es que aunque erréis en este viaje, recordaréis este juego como una de las sensaciones más flipantes vividas en una MegaDrive.
Juegazo, recuerdo que me lo pasé en su momento en la megadrive y fue todo un logro. Era tela de dificil el joio.
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Tiene una dificultad endiablada, pero es de lo mejor de la consola!
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